Las cosas que mi abuelita me enseñó

Las cosas que mi abuelita me enseñó, que no quiero olvidar y poder trasmitir a quienes vienen después de mi.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Donde reside tu fe



Hoy hace un año estaba yo hospitalizada, incómoda por estar 24hrs. en sala de recuperación en una camilla, sedienta y hambrienta porque mi ultimo alimento fue un domingo en la tarde (unas 36 horas antes). Pero a pesar del dolor de mi recién suturada piel, la lumbalgia que parecía incrementarse minuto a minuto y la soledad que se siente al estar en un lugar repleto de gente extraña que se encontraba en situaciones similares o mas difíciles que la mía; me sentía tan amada por mi Padre Celestial, tan cerca del cielo, tan agradecida por esta valiosa lección que me estaba dando. Unos días antes, muchas lindas personas me habían infundido ánimo y fortaleza, así como confianza en los médicos en cuyas manos me encontraría. Sin embargo, busqué la inspiración y fortaleza que Abu siempre me daba. Hablé con ella por teléfono, pues se encontraba en Villahermosa, le dije que viniera a cuidarme, no accedió. Pero me insistía siempre con ésta pregunta:"¿Dónde está tu fe, niña?"
Esa era una pregunta que en repetidas ocasiones mi abuelita me hacía, solo para ayudarme a recordar mi testimonio.
Recordando bien, mi abuelita fue intervenida quirúrgicamente en mas de una ocasión. A veces por condiciones medicas menores, algunas otras para reparar alguna de sus travesuras. Como aquella vez en que se cayó de las escaleras al salir "corriendo"(cómo siempre lo hacía)  a tirar la basura y enterrarse un pedazo de vidrio en el antebrazo. Hasta donde recuerdo tenia la cicatriz de los clavos que tuvo por algunos mese para reparar el hueso roto, eso era todo...recuperó en su totalidad la movilidad de su mano, pues nunca la oí quejarse a pesar de las horas y días que pasaba tejiendo ó bordando. A lo que voy, es que en aquella ocasión me recordó todas las veces que había entrado a un hospital, confiada en que el Señor haría su parte. Porque ella ya había hecho la suya: pedir en oración fortaleza, pedir una bendición del sacerdocio y confiar en los médicos.
¿Dónde está depositada tu fe? ¿En quién confías cuando no hay más que puedas hacer tú? He aprendido que cuando mi fe está depositada en algo constante y firme como lo es Jesucristo, no importa lo mucho que se tambalea el piso debajo de mi, puedo estar tranquila y confiada que de algún modo todo esto será para mi bien.
Entré al hospital nerviosa, si, sedada también; pero segura que lo que sucediera, sería para mi bien eterno. Y así fue. La operación no "curó" mi condición, tampoco fue la solución (como creía el medico) para mi problema de infertilidad, aunque si alivió muchos malestares, no fue la "respuesta" que yo (incluso los médicos) esperaba  obtener.
Pero la experiencia de estar ahí, rodeada de gente maravillosa, enfermeras profesionales, pacientes fieles que no se desmoronaron ante las circunstancias tan adversas que enfrentaban con respecto a su salud y a su cuerpo; me enseñaron más que cualquier otra experiencia que hubiera tenido al respecto. Aprendí que el ser madre, es en realidad, un privilegio. Aprendí que no ha de ser fácil estar separada de una ser que estuvo dentro de ti por 9 meses, sea por unos días o por lo que dure la vida mortal.
Aprendí que el sentarse es mas complicado de los que pensamos, así como lo es pararse, caminar, toser, comer, estornudar!!! Cosas que damos por sentadas que nuestro cuerpo hace naturalmente, pero que al no estar en sus óptimas condiciones, requiere de un gran esfuerzo y coordinación de una variedad de músculos y ligamentos.
Aprendí que mi esposo estará a mi lado siempre, aun cuando me vea terrible, después de 47 horas sin bañarme (jajaja)
Aprendí lo que mi abuelita intentaba enseñarme tantas veces cuando me preguntaba:"¿Dónde está tu fe?"... mi fe reside en el Salvador. En su expiación infinita y en la seguridad de que él entiende todos mis dolores, mis penas, aún mis pérdidas.
Hoy es el primer día que me dispongo a limpiar mi casa, después de que abuelita se fue. Recuerdo que el jueves pasado mientras limpiaba las ventanas, pensaba en ella. En que ella dejara de sufrir... y así fue.
Así que, ante cualquier circunstancia difícil ya no estará ella para decirme en tono reprochante "¿Dónde está tu fe?"... pero lo he aprendido. He aprendido que solo en mi Señor puedo depositar mi confianza y él aliviará toda angustia o pena.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario