Las cosas que mi abuelita me enseñó

Las cosas que mi abuelita me enseñó, que no quiero olvidar y poder trasmitir a quienes vienen después de mi.

viernes, 28 de febrero de 2014

Dilo a tiempo

Siempre he pensado (bueno, no siempre, desde que mi primer familiar cercano falleció) que cuando una persona deja ésta esfera mortal, para regresar al Dios que le dió la vida, los familiares cercanos y amigos que quedan en la tierra, en realidad sufren su pérdida por el hecho de no haber dicho: "lo siento", "te amo", "eres importante para mi" lo suficiente. También viene remordimiento por no haber estado suficiente tiempo con esa persona o vienen  a la mente recuerdos de cosas que pudimos haber hecho mejor, pero ya es muy tarde. No siempre es así. No creo que siempre lo sea. Pero, ¿qué sucede cuando siempre dijiste "te amo", siempre le hiciste saber lo importante que era en tu vida?....aún así duele la partida.
Hoy mi abuelita amada ha dejado ésta tierra y su tiempo de probación en la vida mortal. Hoy se reúne con aquellos que en vida tanto amo: su esposo, su hijo, sus hermanas, sus padres. Y al pensar en los 28 años y 2 meses que tuve el privilegio de ser llamada su nieta y conocerle, agradezco que no existe algo que no le haya dicho.
Siempre le dije cuanto la amo y la admiro, siempre procuré hacerla reír. Siempre tomé sus manos entre las mías y le preguntaba: "abuelita, ¿por qué están tan arrugaditas tus manos?" Y ella me decía:" de trabajar niña, de trabajar".
Ella nunca dejó de aprender. Hace tres semanas las misioneras de su barrio le visitaron y ella estaba ya enfermita, y les prometió que el viernes les enseñaría una clase para hacer galletas. Cuando entró al hospital lo primero que dijo fue:" avísenle a las misioneras que a lo mejor, no podré darles la clase".
Siempre había oportunidad para hacer las cosas para ella, nada era más fuerte que ella...excepto la voluntad de Dios.
Estoy agradecida que aprendí eso de ella. Me enseñó a reconocer mi mano derecha de la izquierda, me enseñó a valorar el trabajo, me enseñó a tejer (y aún terminaba mis tejidos porque era muy difícil para mi hacerlo a los 11 años), me enseñó a hacer donas, galletas, pasteles y todo lo maravilloso que la repostería tiene para ofrecer, me enseñó a hacer mi ropa y aún hizo mi ropa cuando entré a Benemérito, cuando me fui a la misión, hizo mis vestidos de mi boda ( si, me hizo 2), me enseñó a tener más fe, me enseñó a doblar mi ropa y a planchar una camisa, me enseñó que nada es imposible para Dios y si somos sus hijos, tampoco debería existir algo que fuera imposible para superar.
Mi abuelita me enseñó que aún en los momentos de mayor dificultad uno puede ser optimista.
Ella siempre me decía que estaba "loquita", nunca fui su nieta favorita, siempre la más "loquita" porque la hacia reír. Yo siempre le dije "yo se que aunque no sea tu nieta favorita, si soy la que te hace más feliz, porque cuando estas conmigo nunca dejas de reír".
No hay nada que mi abuelita no me haya enseñado...no creo que se le haya olvidado algo.
Por eso quiero mantener registradas sus enseñanzas, porque deseo descubrir si hay algo que le faltó enseñarme.
Siempre le dije lo mucho que la admiro, lo mucho que la amo y también lo mucho que la iba a extrañar.
Mi abuelita forma en gran parte lo que soy, pues ella crió a mi madre y aún mi abuelita me enseñó a ser una mejor hija. Tal vez por ello me duela el no poder escuchar su risa, sus consejos, sus regaños, sus canciones, su testimonio.
Sé que debo decir a los que me rodean lo que pienso y siento cada día. Para no lamentarme en su partida lo que me faltó decir. Dilo a tiempo, mientras tengas a las personas que son importantes para ti a tu lado diles que les amas, que los valoras, que son importantes para ti, más importantes que el orgullo, que la distancia, que los errores. Mi abuelita perdió a su esposo súbitamente. Un día simplemente no regresó del trabajo. Pero a ella jamás la escuché decir:" ah si hubiera hecho, si le hubiera dicho a tu abuelo". Nunca la oí decir cosa alguna así. Aún ella a tiempo pudo decirme que me quiere, algo que le costaba trabajo decir. Aún no admitió que soy su nieta favorita, pero siempre me dijo que soy la que más la hace reír. "Por otra parte, muchos otros miles lamentan por cierto la pérdida de sus parientes; no obstante, se regocija y se alegran en la esperanza, y aún saben, según las promesas del Señor, que serán levantados para morar a la diestra de Dios, en un estado de felicidad perpetua" Alma 28:12